Hoy nos unimos a la
campaña internacional “Welcome United”. Desde distintos puntos en Europa
recordamos el día 4 de septiembre 2015, cuando miles de migrantes atrapados en
Hungría se pusieron a caminar y abrieron la frontera austríaca. Marcharon para
llegar hasta sus familiares y amigos, para llegar a tener derechos, protección
y hacia un futuro. Esta “Marcha de Esperanza” quedó como un símbolo inolvidable
del triunfo de la unidad humana sobre las concertinas y porras de las fronteras
europeas.
Fronteras que,
tanto en sus vallas como en el mar, están causando tragedias humanas cada día.
Una realidad que con mucha tristeza hemos tenido que confirmar nuevamente este
1 de septiembre, cuando siete mujeres pasajeras de una patera rumbo a la
península han fallecido ahogadas...
Enla madrugada,
una patera con más de 40 personas a bordo había sido bloqueada en el Estrecho
por parte de las autoridades españolas, con el fin de impedir su entrada en
territorio español. Esta maniobra ha causada la muerte de las siete mujeres de
nacionalidad congoleña y guineana, según informaciones de la organización
Caminando Fronteras.
Nos unimos a la solicitud realizada por
Médicos del Mundo al Gobierno nacional, exigiendo una investigación exhaustiva
e independiente para aclarar las circunstancias exactas de estas muertes.
Lamentablemente,
esto no es un acontecimiento único. Es un ejemplo entre muchos de la práctica
de las autoridades europeas en el Mediterráneo: se prioriza la devolución de
inmigrantes antes de salvar vidas, infringiendo la ley internacional del
rescate marítimo.
Como también
podemos observar entre Libia e Italia, donde por un presunto “efecto llamada”
se impide el trabajo de ONGs quienes han salvado miles de vidas en el
Mediterráneo Central. Europa, junto a las autoridades libias, está amenazando a
los actores civiles para poder contener a los inmigrantes en Libia. Un lugar
donde la presidenta internacional de Médicos sin Fronteras, Joanne Liu,
confirma haber sido testigo de un sufrimiento inmensurable. Y donde, según ella,
está prosperando “un negocio prospero de secuestro, tortura y extorsión” del
que Europa está siendo cómplice.
Entendemos, que cuando hay vidas en riesgo la asistencia
humanitaria es la primera obligación de los Estados y de sus cuerpos de
seguridad y por ello deben velar por encima de cualquier otra circunstancia.
Denunciamos por lo
tanto las políticas de cierre de fronteras por parte de la Unión Europea y sus
estados miembros que causan o aceptan como daños colaterales estas muertes
cotidianas en el Mediterráneo.
¡No nos vamos a
acostumbrar a estas tragedias frente a nuestros ojos!
Hoy una vez más, en
silencio, exigimos vías seguras y legales. Que nuestro silencio sea el grito de
todas y todos los que no han podido llegar para hacer escuchar su voz.
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