Hoy
decidí que mis lágrimas se conviertan en rabia, que mis lágrimas
se conviertan en mas acciones, que mis lágrimas se conviertan en
palabras...que estoy cansada de tener este sentimiento de impotencia,
de tristeza, de decepción del ser humano... Hoy, tras otra visita al
cementerio de Ceuta para acompañar un nuevo cuerpo que murió en el
mar (que dejamos morir en el mar), intentando llegar a territorio
europeo...
Hoy, 21 de Octubre de 2015, mas que nunca, deseo que mis lágrimas se transformen en grito!!!
Hoy, 21 de Octubre de 2015, mas que nunca, deseo que mis lágrimas se transformen en grito!!!
Porque
no alcanzo a entender como es posible que sigan ocurriendo estas
tragedias y pasen tan desapercibidas como si se tratara de una
jornada de fuertes lluvias, que como llegan se van...y ni siquiera,
porque en nuestro país, unas fuertes lluvias merecen el titular de
un noticiero, mientras que se mueran a menudo personas ahogadas,
heridas, maltratadas por querer ejercer el derecho a la libre
circulación, no se le da ni la mas mínima importancia. Todo lo
contrario... Se sabe que matan a 15 y se archiva el caso...
Es
difícil transmitir lo que se siente en este lugar, la cantidad de
emociones y sentimientos agridulces que nos inundan cada día... la
alegría de compartir vida con personas diferentes, el encanto de
mezclarse, la felicidad de saber que hoy pasaron 8!!... por fin! o
que hoy hubo 20 bossas!!, se enturbia con la rabia y la tristeza de
conocer que no solo embarcaron 8, sino 10, y que las dos personas que
no han llegado, murieron ahogadas en el camino, que se ha encontrado
el cuerpo de una de ellas, pero no de la otra...que ya no buscaran
mas. Que se conocen los nombres, pero aun así, en la lapida, solo
se refleja un numero...¡ otro numero! … Y otra vez los papeles,
¡los malditos papeles!... si no hay documento que lo acredite,¡no
se identifica! No importa que mas de uno y mas de dos, conozcan quien
era, con nombre y apellidos. Y que además era musulmán y no
cristiano... Pero que ¡no somos números, somos personas!
La
tristeza de ver desmoronarse a amigos, que hace sólo unos meses
llegaron como él y que al presenciar el entierro nos atormentamos
con la idea de que pudieron ser ellos, qué no entienden que les
entierren sólos, que la familia no sepa que ha muerto...
Casi
lo peor es que todo esto, esta injusticia injustificada, parece que
únicamente la vivimos un grupo muy pequeño de personas, porque el
resto de la ciudad, ni se entera del viento, no mira, y, si mira,
gira la cara o deja ver su miedo y estupidez humana en sus gestos y
sus palabras racistas.
Y
para la gran España, todo queda muy lejos, incluso a aquellas
personas cercanas, comprometidas y amigas... Y es que no se puede
llegar a entender hasta que no se vive.
Lo
sabemos, pero ¡¡ no dejéis de escuchar nuestro grito!!
Irene Sánchez
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