Aquí os dejamos lo que nos cuenta Estefanía, voluntaria de Elín, tras una llamada de Loumkua desde el CIE de Algeciras.
“Llevo 29 días aquí, esto es muy difícil. Soy muy frágil, siento que no puedo más. No nos dejan hacer nada, está prohibido reír, bailar, tenemos rabia, estamos enfadados, tenemos miedo…no sabemos qué va a pasar…”
Nuestro querido Lomkua, esperamos que pronto pueda sonreír fuera del CIE |
increíbles que conozco y que están encerradas, capadas de libertad, de reír, de cantar de bailar…Sí. Aún así debemos escuchar de boca de los que nunca han estado ahí dentro, de los que ordenan desde su despacho, que no son cárceles…y entonces me surge la duda de qué es una cárcel. He visitado algunas y puedo decir que no es lo mismo, claro que no, el trato que ellos reciben, es peor. L@s presidiari@s sí tienen derecho a cantar, a bailar, a ver a sus familiares o parejas cada cierto tiempo, a pesar de su privación de libertad y el dolor de la condena…; creo que aquí hay algo que falla. Señores y señoras es evidentes que nuestros gobernantes no tienen muy claro cómo tratar este asunto y alimentan el sufrimiento de las personas inmigrantes y la indiferencia o el rechazo ante ellas del resto de la sociedad.
Loumkua y Estefanía, en el día de la "familia" que celebramos las pasadas Navidades en Ceuta |
Celebrando el día de los Reyes Magos, con un bizcocho "sin fronteras" |
“No puedo dormir, me despierto muchas veces”.
A mi cada una de esas palabras que escuché durante 15 minutos de conversación y que terminaron diciéndome:
“Gracias porque me tratas como un ser humano más, y eso no es fácil aquí”, me hacen llorar, me contaminan de tristeza por la muerte lenta del ser humano que grita libertad, que grita “Ouvriez les frontiéres” desde las entrañas. Sin embargo, cada día, al cruzarme con algún hombre o mujer de fuera de nuestras fronteras no puedo evitar la atracción por acariciar su vida, ver su LUZ tras ese peso de dolor tan grande que rompe mis sentimientos, que rompe mis sueños fundiéndolos con los suyos. Y ocurre el milagro, su vida y la mía, la nuestra… se unen en un mismo abrazo, se rompen las diferencias, se construyen caminos nuevos, compartidos, nace una fuerza capaz de vencer lo invencible, de aspirar a lo imposible, de hacer realidad lo soñado; la fuerza que nos hace hermanos, el AMOR, sin duda, que librará a Loumkua de su prisión y a nosotr@s de la nuestra, para disfrutar juntos de una verdadera LIBERTAD.
Él siempre ha sido el alma de la fiesta, queremos
que siga animándonos, que pueda reír y bailar como siempre
Estefanía.
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