Ayer, segundo miércoles del mes de marzo, en silencio una vez más, nos volvimos a reunir en Ceuta para defender la dignidad de las personas inmigrantes, pisoteada por las políticas migratorias españolas y europeas. Hoy especialmente estarán presentes en nuestro círculo los menores migrantes.
Hace una semana hemos sido testigos de la muerte de una joven guineana de 17 años en las costas de Ceuta, una niña, cuyos sueños y toda la vida que llevaba por delante se enterraron con ella. Es una de las incontables niñas, niños y adolescentes migrantes y refugiadas que perdieron la vida en su camino hacia una vida en seguridad. Según afirma UNICEF, "en el mundo hay más de 50 millones de niños desarraigados. Cada vez son más los que son abandonados o buscan refugio y oportunidades. Cruzan fronteras engañados y forzados por redes de trata de seres humanos. Estos niños están en la diana de la vulnerabilidad. En lugares de todo el mundo y de Europa, muchos niños y niñas migrantes y refugiados siguen perdiendo la vida en el camino, sufren explotación y violencia de forma sistemática, afrontan barreras para acceder a la educación o la salud, son detenidos, rechazados, y también discriminados tanto en la ley, como en la práctica. A pesar de esta evidente realidad, la tendencia de las políticas migratorias sigue la de siendo recortar esa protección, en lugar de reforzarla. Hay demasiadas lagunas y zonas grises en las leyes de inmigración, que dan pie a numerosas vulneraciones de derechos de la infancia."
El Comité de Derechos del Niño de Naciones Unidas acaba de publicar en febrero un informe en el que urge al Gobierno español a modificar el marco de actuación con menores extranjeros no acompañados y a adoptar medidas para asegurar que los niños que llegan a la frontera sean correctamente identificados como tales en la frontera, a mejorar su acceso al procedimiento de asilo y a garantizar las condiciones de vida adecuadas en los centros donde se les aloja, especialmente en Ceuta y Melilla. El informe denuncia también la devolución en caliente de menores al no identificar debidamente su edad en las frontera de Ceuta y Melilla.
En Ceuta, son los niños en situación de calle los que están más desprotegidos y los que sufren mayor exclusión social. Llegan a nuestra ciudad con el firme deseo de pasar a la península y en la calle carecen de asistencia social y sanitaria. Ante la desprotección de esos menores y sus derechos, confiamos en que las medidas adoptadas por las autoridades Ceutíes no sean solo policiales sino, y sobre todo sociales, velando por los derechos de esos menores. Que las respuestas represivas no conviertan en "niños peligros" a estos "niños en situación de riesgo y peligro".
Las niñas, los niños y adolescentes migrantes y refugiados siguen siendo los más perjudicados de la mala gestión de la migración y la negación del derecho al asilo, ya que necesitan una protección especial que se les está negando. Por eso hoy, con nuestro silencio, nos unimos a la llamada de parte de la ONU al gobierno español y reclamamos el respeto incondicional de los derechos de las niñas y los niños migrantes.
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