No podíamos quedarnos calladas ante las noticias que diariamente aparecen en los medios de comunicación que desinforman tanto. Tampoco podíamos permitir que se siga divulgando gratuitamente el discurso del odio y se promueva la xenofobia. Por eso hemos decidido canalizar toda nuestra indignación y rabia ante los hechos ocurridos estas últimas semanas en la Frontera Sur. Y juntas, convencidas y organizadas, decidimos alzar la voz.
Los Derechos Humanos en Ceuta y en todo el Estado español ,vuelven a vulnerarse sistemáticamente sin ningún complejo. Durante las últimas semanas hemos podido ver cómo el nuevo gobierno del PSOE, con el aval de la Unión Europea, ha dejado de lado los intereses de los migrantes, favoreciendo políticas de inmigración y firmando un nuevo tratado de externalización y control de fronteras con Marruecos.
Dicho tratado tiene como objetivo facilitar el retorno de las personas migrantes en tránsito hacia ciudades fronterizas con el desierto de Mauritania, mediante redadas y persecuciones policiales en las principales ciudades marroquíes y en los bosques cercanos a Tánger y Nador; en estos lugares se encontraban asentadas miles de personas en condiciones alimentarias e higiénicas infrahumanas, esperando la oportunidad para entrar en territorio español.
Esta persecución se ejerce usando la violencia física y psicológica. Una vez reclutados, los migrantes son identificados fotográficamente, se les esposa, en algunos casos se les requisan todas sus pertenencias y los distribuyen en autocares para ser abandonados a las puertas del desierto.
Desde la firma del tratado se han desplazado forzosamente más de 2.000 personas costando la vida a dos jóvenes de Malí, uno de ellos menores. Con estos hechos pensamos que se pretende también lanzar un mensaje de alerta y sembrar el miedo entre todas esas personas que se encuentran en tránsito hacia territorio español con el objetivo de rebajar el flujo migratorio que pasa por Ceuta y Melilla.
En definitiva, se trata de políticas de inmigración excluyentes, basadas en la defensa y no en la regulación de las fronteras, que no garantizan los derechos humanos más básicos como el asilo. Políticas de control que favorecen económicamente a grandes empresas tecnológicas y armamentísticas españolas, que hacen negocio del dolor ajeno. Políticas institucionalmente racistas que como consecuencia fomentan aún más el racismo social, la deshumanización de una parte de la población y la perpetuación de prejuicios y estereotipos falsos e injustificados.
La situación en la ciudad ceutí tampoco es muy esperanzadora. Algunos la sienten como una "cárcel a cielo abierto", rodeada por una valla fronteriza con un altísimo coste de mantenimiento, donde viven jóvenes en el CETI considerados ilegales por no tener papeles aunque ello no sea un delito, sino una falta administrativa.
Actualmente las condiciones de vida en este Centro han empeorado desde el salto de la valla del 26 de julio de 2018 ; en un espacio destinado para 512 personas viven cerca de 1.000 en condiciones físicas, higiénicas y sanitarias insuficientes. Recursos escasos para tanta demanda: falta de intérpretes, de asesoramiento jurídico, de atención personalizada para las personas víctimas de trata o de violencia sexual sufrida en el trayecto migratorio. Inseguridad.
A estas condiciones se une el temor ocasionado por las "devoluciones exprés" organizadas por el Gobierno, expulsando a Marruecos a jóvenes que ya estaban en el CETI; los que se han quedado allí temen la misma suerte.
El Centro que acoge a los llamados MENA (Menores extranjeros no acompañados) también se encuentra superpoblado con un total de 219 menores y con escaso personal puesto a su disposición.
La realidad descrita no es más que la representación de nuestros miedos. Miedo a convivir con el diferente, a compartir distintas visiones del mundo y la vida, a la interculturalidad, al aprendizaje continuo, a derrocar nuestras propias fronteras personales e internas, físicas y mentales. Es el miedo al encuentro cercano. Es el reflejo de una sociedad atemorizada que ve cuestionados sus privilegios. Privilegios construidos siempre a través de la desigualdad económica o la discriminación racial contra otros colectivos. Privilegios del neo-colonialismo europeo omnipotente y que a día de hoy, sigue presente.
Es por esto que hoy queremos hacer llegar este mensaje. Porque ante el miedo, nosotras hemos decidido sembrar vida. Ante la destrucción de las políticas racistas y sus fronteras, nosotras decidimos construir vínculos de solidaridad y amor. Frente a la resignación, nosotras decidimos remar hacia el activismo por la esperanza y la fraternidad. Durante 15 días hemos tenido la gran suerte y la enorme oportunidad de compartir encuentros y espacios con muchos de los chicos subsaharianos en Ceuta que participan en la asociación Elín.
Hemos realizado un proceso de deconstrucción de prejuicios y estereotipos totalmente falsos. Nos hemos cuestionado nuestros privilegios queriendo ir a la raíz del problema. Hemos puesto en valor la cercanía y el trato personal, la importancia de establecer relaciones de igualdad, de hacer prevaler la diversidad y la diferencia para enriquecernos mutuamente con ella. Hemos compartido experiencias personales de vida, a veces llegando a llorar juntas, otras riéndonos a carcajadas.
La migración ha existido siempre y así seguirá siendo. Deberíamos afrontarla como una oportunidad y no como una amenaza. El progreso económico, la distribución más equitativa de la población mundial o el intercambio cultural son algunos de sus beneficios. Por eso también exigimos responsabilidades a nivel institucional. Exigimos el establecimiento de vías migratorias seguras, el fin de la ley racista de extranjería y por encima de todo el respeto a los derechos humanos.
Pedimos fehacientemente el fin de las políticas de externalización de fronteras, el negocio de la guerra y las devoluciones en caliente consideradas ilegales por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Finalmente, también queremos sacudir y despertar conciencias. Queremos apelar a la responsabilidad individual, dirigirnos a cada ciudadano y ciudadana, personas anónimas.
Animamos a comprobar, cada uno por su cuenta, en su ¡ escalera de vecinos, en su barrio, pueblo o territorio, que todos esos miedos que escondemos son injustificados. Os animamos a buscar el encuentro con el diferente, a derribar las fronteras internas y personales que nos impiden relacionarnos en condiciones de igualdad. A entender que si se vulneran los derechos de las personas migrantes, también se vulneran los nuestros. Alentamos al activismo y la movilización permanente para ganar los derechos de todos y todas.
Os animamos a tender manos para acoger y pies para seguir caminando juntas.
Firmado por los voluntarios y las voluntarias del mes de agosto de la “Asociación Elín”:
Flora Ridaura Isern
Alejandro Navarro Blázquez
Rubén Pérez Tellería
Joan Franco Seguí
Neus Vidal Grané
Loli Fernández Colmenarejo
Begoña Richart Albelda
Marta Blázquez Toledo
Andrea Maquilón Perdiguero
Paula Domingo
Pilar Alba Díaz
Francisco José Hernández Rivero
Begoña Gutiérrez Casado
Laura Ganado Otero
Teodora Corral
Ramon Puig Valls
Candelaria Guitierrez Torrado